Sin tierra ni apoyo estatal, excombatientes transforman su pasado en proyectos productivos

Artículo de Prensa UNAL 

 

La publicación, presentada en la XXV Agroexpo, reúne experiencias de excombatientes de Antioquia, Guaviare, Arauca, Meta, Cauca, Caquetá y Tolima, en donde cultivan desde caña panelera hasta limón Tahití, y combinan saberes ancestrales con educación técnica. Lejos de ser solo relatos de supervivencia, estos emprendimientos demuestran capacidad organizativa, innovación ambiental y un compromiso férreo de no volver a la guerra.

“Estas personas se encuentran en una encrucijada, pues la tierra que trabajan con tanto esmero no les pertenece”, explica la profesora Rosario Rojas Robles, directora del IDEA, autora y editora del libro junto con las investigadoras July Franco Quimbay y Kelly Gómez Muñoz. “Sin embargo, esto no ha sido impedimento para que aflore su creatividad y conocimiento del entorno. De hecho, muchos se han convertido en guías de biólogos y expertos que visitan sus territorios, por su capacidad de reconocer la biodiversidad que los rodea”.

De los 20 proyectos analizados, 18 corresponden al sector agropecuario, uno al ecoturismo, y otro combina piscicultura, agricultura y turismo. Se destacan la producción de panela y miel en San José del Guaviare y Vista Hermosa (Meta); el cultivo de sacha inchi, una planta amazónica rica en omega 3, en Meta y Arauca; y la ganadería doble propósito (carne y leche) en Antioquia.

Así mismo, el libro destaca las experiencias de excombatientes en Arauca y Cauca que innovan en el campo de la piscicultura, teniendo como protagonistas a la mojarra, la cachama y la trucha, una actividad que les es rentable y que busca ser lo menos contaminante posible para el medioambiente.

Reincorporación con equidad y sostenibilidad más allá del conflicto

Para comprender el panorama de las comunidades en estas regiones las investigadoras realizaron entrevistas en todo el territorio, y encontraron que estas actividades generan una reincorporación con dignidad, potenciando ingresos sostenibles para que nadie tenga que volver a la guerra o depender de economías ilegales.

Además se crean cooperativas, redes de apoyo y liderazgos compartidos en donde las mujeres tienen cargos directivos, con un 72,4 % de entrevistados que aseguran que las labores se reparten equitativamente entre hombres y mujeres.

Pero el estudio no se limitó a un solo grupo, sino que también llegó a la vereda Los Soches, en la localidad de Usme (Bogotá), en donde un grupo de campesinos se ha convertido en ejemplo de resistencia ante la minería de materiales para construcción, incluidas arenas, roca y calizas, y de la expansión urbana que muchas veces busca poner fin a la ruralidad.

Como explica la profesora Rojas, allí viven 124 familias que hace unos años lograron que la vereda se reconociera como Agroparque Los Soches, un espacio con un 50 % de cultivos –entre los que se destacan no solo la papa, sino también la cebolla, los cubios, la zanahoria y la mora, entre otros alimentos–, un 16 % de páramos y un 25 % de bosques.

Estos porcentajes forman parte de un análisis satelital y de georreferenciación de toda la vereda durante las últimas décadas, información que también está contenida en el libro.

Por último, la directora del IDEA indica que este tipo de investigaciones aportan al entendimiento del concepto de sostenibilidad ambiental: “debemos tener otras relaciones entre los humanos y el territorio, no podemos sustituir los ecosistemas, pues no obedecen solo a un sistema de ganancias”.

A su vez, las comunidades de estos lugares se han beneficiado de la educación técnica y el apoyo institucional de la mano con la UNAL, la Universidad del Cauca, la Pontificia Universidad Javeriana, y el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA).