La manera de ver el mundo de las distintas culturas precolombinas fue expresada en gran medida a través de muy variadas imágenes plasmadas en numerosos objetos artísticos de diversa procedencia, a lo largo de muchos siglos. Estas representaciones muestran, con toda su complejidad y riqueza, un modo de entender la vida que a menudo contrasta con las actuales formas de expresión totalmente mundanas; era una vida que básicamente giraba en torno al pensamiento sagrado. Así, el profundo sentido religioso que poseen todas estas manifestaciones culturales establece un nivel de comunicación distinto del que estamos acostumbrados hoy en día.

La espiritualidad que se desprende de la mayoría de las imágenes tiene su propia lógica y su muy particular concepción estética, que nos revela una cosmovisión casi siempre ajena al concepto de belleza occidental que conocemos. En el intrincado sistema de comunicación de entonces, el uso de diversos tipos de códigos fue algo usual. Además de la oralidad, resultaban fundamentales los mecanismos visuales que en ocasiones incluyeron algún sistema de escritura y muy variadas formas de imágenes; éstas en muchos casos conformaban un todo con los textos escritos, pero en ocasiones ellas mismas eran los textos que estaban ahí para ser ""leídos"" directamente a partir de un proceso hermenéutico, concibiendo éste como el camino necesario para entender, explicar y aplicar una realidad determinada, para comprender el mensaje.

De esta manera, imágenes labradas en piedra, madera o hueso, múltiples representaciones plásticas plasmadas en cerámica, papel o textiles, eran en sí mismas un texto, compuesto a su vez por varios elementos que, juntos, transmitían una comunicación propia que se veía. Los mensajes se exhibían en los monumentos, en las obras de arte, y mostraban hasta lo que quizá no se hubiera podido lograr empleando única y exclusivamente algún sistema de escritura.