Con Carlos Velo se cometió la injusticia histórica de convertirlo en un outsider en su propio país de origen, Galicia, en España, hasta prácticamente el momento de su muerte. el atropello, de por sí escandaloso, se agrava cuando se entra en los recovecos de su intensa actividad a los largo de 50 años, en los que se abarcó un amplio abanico de terrenos creativos e intelectuales que lo llevaron a un merecido prestigio internacional que apenas encontró solidaridad en Galicia oficial de los nuevos tiempos, muy condicionada aún por la apasionada y combativa trayectoria de Velo como activo nacionalista en México al frente de la delegación del Consello de Galicia y de tantas iniciativas radicalmente desafectas, primero a la dictadura de Franco y después, ya desde posturas más testimoniales pero igualmente vivas, a los primeros tiempos de la democracia y de la naciente autonomía gallega.