Ciudades, pintura, libros, rostros conocidos y desconocidos-y, sobre todo, música y conciertos- pasan a lo largo de esta faceta epistolar del pianista y compositor Ferruccio Busoni (1866-1924), la más íntima de todas. En todo este cúmulo de cartas dirigidas a su esposa Gerda, desde los muchos puntos del mundo por los que se trasladó, el músico italiano pone de manifiesto sus indudables dotes para la descripción y para el análisis psicológico. Además de algunos afectos y de ciertos desafectos (particularmente hacia los norteamericanos y la barbarie cultural de su país en ese entonces), se pone. igualmente de relieve aquí ese otro ángulo de su personalidad -el del teórico- a través de muchos de los- conceptos que pasarían a formar parte de su Esbozo de una nueva estética de la música.