Louis Parrot (1906-1948) fue un reconocido intelectual francés, poeta, novelista, ensayista, crítico literario y traductor, además de periodista comprometido, que dejó una obra rica y diversificada. Célebre, entre otros libros, por su trabajo sobre la resistencia intelectual durante la Segunda Guerra Mundial (La inteligencia en guerra, de 1945) y por otras publicaciones en las que dio a conocer a importantes poetas europeos en monografías de la colección Poetas de hoy (de la editorial Seghers), así como por sus traducciones al francés de poetas y estudiosos hispanohablantes. El título del presente libro alude a un verso de Gustavo Adolfo Béquer (Rima LXVI), retomado a su vez por Cernuda en su poemario de 1934, cuyo primer texto se titula “Donde habite el olvido”. Para ambos poetas españoles, se trataba de aludir a que se encontrarían “donde habite el olvido”, mientras que Parrot, mediante la prosa poética de su obra, convierte el verso en una dolorosa interrogante con la que cierra la sección introductoria del texto: “¿En dónde habita el olvido? ¿Pero hay alguien que pueda olvidar alguna vez?" Subraya, así, la intención de no ignorar las atrocidades de la reciente historia bélica europea, y en particular, de impedir que los fascistas triunfantes en España borraran a grandes autores del mundo hispánico, como García Lorca y Antonio Machado, que no por azar se proponen como “pilares” del deslumbrante recorrido por la cultura española que nos ofrece. La obra desgrana, con la agudeza de una erudición sólida y delicada a la vez, los gestos esenciales de la España que tanto admiró, desde los personajes de los romances medievales, pasando por La Celestina y el Quijote, con todos los Siglos de Oro, hasta los autores contemporáneos suyos de la primera mitad del siglo XX. Al detenerse en los rasgos literarios y personales de los poetas vanguardistas de su generación, sus descripciones ofrecen un testimonio invaluable, además de la sensibilidad y precisión de análisis que nos regala la perspectiva crítica de quien se ha adentrado en la historia de un pueblo, pensando con sus filósofos, identificándose con sus narradores, desmenuzando sus pinturas y disfrutando al lado de sus cantores, pero también llorando con y por todos sus muertos.