El héroe de En la diestra de Dios Padre no solo derrota al Diablo en una partida de tute sino que también engaña a la Muerte, a la que ata en las más elevadas ramas de un árbol y allí la deja, hasta que la intemperie la desgasta y enmohece. El antiquísimo recurso de los tres deseos que ciertas potestades le conceden al hombre como retribución de un favor recibido, se convierten en las argucias del recursivo Peralta.
Desde el titulo hasta el último párrafo –donde precisamente se entiende la razón del título-, la historia de Peralta es un monumento construido con el habla popular mas desenfadada, un alarde de socarronería, una entronización del ámbito regional y, sobre todo, una apología de ese casticismo hoy casi olvídalo pero que fue una de las etapas que sufrió y gozó nuestra literatura antes de conquistar su mayoría de edad.