A tiro de piedra
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A tiro de piedra

Resolver enigmas es ocupación que nos tienta a muchos. Toda poesía consiste, en mayor o menor grado, en enigmas.. ., dice Aldous Huxley en un ensayo dedicado al género. Que la respuesta a esos enigmas haya sido, como en el caso de Dante (por dar un altísimo ejemplo), científica o metafísica, no le resta nada -al contrarioa su condición de enigmas. Los poemas que Daniel Téllez nos presenta en A tiro de piedra son, entre otras cosas, y en más de un sentido, enigmas. Enigmas cuyas claves lo mismo se hallan en su biografía que en la sociedad que le ha tocado vivir; en la poesía que admira, en los recovecos de la historia o en los arcanos lexicográficos de los diccionarios. Sólo que en una época desencantada desde hace mucho con las grandes verdades evidentes, a las que ha terminado por darles la espalda, se solaza hoy en día en las pequeñas capillas de culto -son pocos los lectores que pueden compartir los guiños y complicidades que van cifrados en tantos poemas, y que aluden al trabajo de otros poetas, señalados artífices de enigmas (Lezama Lima, Vallejo, Deniz, Zurita)o en las pequeñas y vulgares verdades evidentes para quien vive al tanto de los medios: que Sasha Montenegro se casó con el vetusto jalapa ; que los Polivoces han obtenido su divorcio en 1976, cuando el poeta tenía sólo tres años; etc. Verdades que aparecen en los poemas de Téllez y que muchos lectores sobre todo mexicanos podrán reconocer como porte de su Waste Land colectiva y personal.

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