Labrada durante décadas no a contrapelo sino paralelamente a la notable y reconocida trayectoria académica de su autor, la obra narrativa de Sergio García Ramírez - reunida por primera vez de manera íntegra en este volumen constituirá, sin duda, una ácida sorpresa -sardónica, venenosa, generalmente grata-para los lectores familiarizados con la figura pública y el hombre de leyes.

Si para éste, y como dicta el canon, ""todo es sujeto del Derecho"", para el hábil prosista que se advierte en estas páginas, nada, en cambio, está exento de ser blanco de la mirada irónica, la imaginación desaforada y el humorismo puntilloso que alienta los relatos de Teseo alucinado y El museo del hombre.

Alejado del farragoso estilo jurídico del edicto, la ley y el reglamento -cuya parodia, no obstante, se adivina en más de uno de sus cuentos-, el oficio narrativo de Sergio García Ramírez, como bien lo apunta Andrés Henestrosa en el prólogo al segundo de los títulos, es ""ocasión para estampar puntiagudas ideas, bellas ocurrencias literarias, sabrosas y jugosas divagaciones"".

Y más: una excelente oportunidad de atisbar a su autor del otro lado del espejo.