La catequización de infieles fue el escudo ideológico con que los españoles defendieron y justificaron; la conquista y colonización de nuestra América. A no dudarlo, los aprendizajes teatrales de la Edad Media y del Renacimiento funcionaron con la columna vertebral de la evangelización, llevada a término primeramente por unos franciscanos descalzos con sotanas remendadas, y después por los dominicos y jesuitas. El resultado fue exitoso. Las barreras iniciales de la lengua , que impedían que los pueblos originarios entendieran las prédicas de los recién llegados y, asimismo, que los frailes pudieran comprender qué decían los pueblos originarios, obligaron a unos y a otros a ser, más o menos, políglotas.